La tecnología intrínsecamente segura evita explosiones manteniendo la energía que se transfiere a zonas peligrosas muy por debajo de la que se requiere para provocar una explosión. Por lo tanto, está restringida a aquellos aparatos y circuitos eléctricos en los que la salida o el consumo de energía son limitados. Los sistemas intrínsecamente seguros permiten el uso de equipos sin riesgo de provocar la ignición de ningún gas, polvo o fibra inflamables que puedan encontrarse en zonas peligrosas. Nuestras básculas para zonas peligrosas son intrínsecamente seguras.
El método de protección a prueba de fuego se basa en el concepto de contención de explosiones, en el que puede producirse la explosión, pero debe quedar confinada en la carcasa diseñada para resistir el exceso de presión que provoca un estallido interno. Un sistema a prueba de fuego normalmente se considera algo más simple que el diseño de un sistema intrínsecamente seguro y no requiere idear un equipo completamente nuevo. Sin embargo, este sistema suele ser más caro debido al alto coste de la instalación del cableado dentro de un conducto, que debe sellarse entre la zona segura y la peligrosa. También suele ser físicamente más grande y mucho más pesado que una solución intrínsecamente segura. Por otra parte, el mantenimiento de un equipo a prueba de fuego también resulta más difícil y requiere más tiempo, porque o bien debemos saber perfectamente que la zona está exenta de peligro, o bien debemos extraer toda la energía del equipo antes de que se puedan retirar las cubiertas. Se requieren permisos de trabajo en caliente para llevar a cabo las tareas de mantenimiento de estos sistemas. Además, a la hora de volver a instalar las cubiertas, se debe tener especial cuidado de que los elementos de sujeción se ajusten con precisión a los valores especificados.
Para obtener más información, descargue la guía de conocimientos sobre zonas peligrosas.